IdearioEducativo

image

Mujer ``Incomparable``

Es un medio que nos lleva, una vez más, a considerar la vida y la obra de esta mujer “incomparable”, que preocupada por la educación de las niñas y de las jóvenes, inició una forma de vida religiosa que permitía realizar esta tarea. La experiencia de María Ward está llena de valentía; es una respuesta de fidelidad a lo que consideró voluntad de Dios para su vida. Para conseguir este objetivo no escatimó esfuerzos.
¿Qué legado nos dejó?
Su decisión, su deseo de educar a las jóvenes, su empeño en la fundación del nuevo Instituto, la resistencia en la adversidad, su gran confianza en Dios. Este camino no lo realiza sola: sus primeras compañeras le serán fieles hasta el final. En nuestros días sigue vigente la importancia de la educación en todos los ámbitos. Se necesita una educación humanizadora, competente, capaz de ayudar a las personas a descubrir el proyecto que Dios tiene para cada una de ellas. Deseamos acercar al ámbito educativo, los valores que María Ward vivió y que siguen siendo válidos y necesarios en la cultura de nuestro tiempo. A nosotros, nos concierne trabajar esos valores en nuestros centros o en otros lugares con otras personas, no como mera transmisión de conocimientos, sino como experiencia de vida: facilitar el paso de la superficie (conocimiento) a la profundidad (experiencia) viviendo los valores del Reino de Dios.

Los Valores fundamentales

Los Colegios de la Congregación de Jesús educan desde la coherencia y en plena fidelidad al espíritu y la voluntad de la fundadora, desarrollando, en los estudiantes, los valores de justicia, veracidad, libertad y alegría.
  • Justicia
  • En coherencia con el pensamiento de María Ward, los colegios conciben la justicia como relación de integridad consigo mismos, con Dios, con los demás y con la Creación. Aspiramos a que las personas basen la justicia en el amor, es decir, que no se conformen con perdonar, dar, distribuir, colaborar en el bien común, sino que se entreguen personalmente y se identifiquen con los más débiles, compartan, sirvan, entren en comunión gratuita con los demás desde la solidaridad. No hay verdadero amor sin la justicia, y ésta, sin amor, no llega a ser justicia cristiana.
  • Veracidad
  • Los Colegios de la CJ educan en la veracidad, entendiendo ésta, como el compromiso y la capacidad de comunicar siempre y en cualquier circunstancia “la verdad”, actuando en coherencia, transparencia, sinceridad y autenticidad, evitando vivir de apariencias y engaños. Promovemos que los estudiantes, y todos los integrantes de nuestras comunidades educativas, estén en permanente búsqueda de la verdad para ser mejores y hacer crecer los talentos que han recibido como don.
  • Libertad
  • Se entiende como el camino de perfección y el itinerario de la felicidad a aquello que tiene sentido sólo si se refiere al bien. Educamos, para que nuestras y nuestros estudiantes, logren la entera disponibilidad para toda obra buena, liberándose de actuar conforme a sus intereses egocéntricos y buscando en su acción el bien mayor como valor prioritario Afirmamos que la genuina educación de la persona es necesariamente para la libertad, que no es sólo evadirse de toda dependencia y compromiso externo, sino la libertad para que cada persona despliegue, sin bloqueos y condicionamientos, su espíritu inquieto, sus capacidades y creatividad, en definitiva, la irrepetible originalidad de su ser interior. La libertad es el camino para estar disponible a hacer el bien, comenzando por realizar grandes cosas en la vida personal y para el bien de los demás.
  • Alegría
  • Los Colegios de María Ward poseen una visión positiva de la persona y del acontecer humano que brota del mensaje de Jesús, “es una actitud de la mente y una disposición del corazón que se abre a la persona, a la vida y al mundo. Se fundamenta en una profunda confianza en Dios y en la creencia de que a Él se le encuentra en todas las cosas.” La alegría nos sale al paso en cosas pequeñas: el deber cumplido, un servicio prestado, vencer una dificultad, darse a los demás, vivir con amor y agrado lo que nos sucede cada día. Es feliz el que sabe darse a los demás rompiendo en mil pedazos su egoísmo y regalando generosamente los dones que ha recibido de Dios.
    Back to Top